La seguridad que alguna vez se conservaba gracias a un estilo de vida y una cantidad de población diferentes la vemos hoy reemplazada por una paranoia colectiva. Lo que dicen nuestros abuelos tienen algo de cierto: las cosas antes eran diferentes.
Por eso queríamos darle a San José -y en particular a sus habitantes mayores- un poco de aquello que se le ha escapado con el tiempo. A través de la vestimenta, el baile y los gestos, pretendimos hacer regresar a los transeuntes -aunque fuera por unos 10 minutos- a caminar por el pasado, en un tiempo en el que la vestimenta, el baile y el trato poseían una esencia muy diferente a la actual.
En el ensayo, realizamos el performance al frente de la Biblioteca Carlos Monge. Tuvimos el inconveniente de que la grabadora sonaba muy poco, por lo que la letra de la canción Cambalache, que era la que reflejaba verbalmente la intención del performance, no se entendió. De todas formas, la gente disfrutó verlo y varios se integraron al baile.
En San José lo realizamos entre el edificio del Correo -uno de los más valiosamente restaurados de la ciudad- y el del Club Unión -uno de los menos rescatables por lo menos en cuanto a su exterior se refiere-. Escogimos este punto por este contraste y porque es visitado por mucha gente mayor. Al hablar con algunos de los señores, entendieron lo que queríamos transmitir más que todo por la música, lo cual nos alegró mucho.
Para darnos a entender al principio usábamos gestos exagerados, como en las películas mudas, para que la gente entendiera que estábamos conversando y de qué mas o menos estábamos hablando, pues si simplemente hablábamos no se nos iba a entender. También usamos el baile como transmisor del tema, específicamente los ritmos del bolero y el tango.
Como elementos tecnológicos solo utilizamos una grabadora, para poner la música.
Los demás elementos usados para transmitir el tema aparte del baile fue la vestimenta y el maquillaje. La vestimenta era inspirada en la utilizada diariamente en la primera mitad del siglo XX. Las mujeres en vestidos o faldas y los hombres en traje. El maquillaje era de rostro gris, con las facciones resaltadas en negro, como si hubiéramos salido de un retrato fotográfico de esos años.
En San José lo realizamos entre el edificio del Correo -uno de los más valiosamente restaurados de la ciudad- y el del Club Unión -uno de los menos rescatables por lo menos en cuanto a su exterior se refiere-. Escogimos este punto por este contraste y porque es visitado por mucha gente mayor. Al hablar con algunos de los señores, entendieron lo que queríamos transmitir más que todo por la música, lo cual nos alegró mucho.
Para darnos a entender al principio usábamos gestos exagerados, como en las películas mudas, para que la gente entendiera que estábamos conversando y de qué mas o menos estábamos hablando, pues si simplemente hablábamos no se nos iba a entender. También usamos el baile como transmisor del tema, específicamente los ritmos del bolero y el tango.
Como elementos tecnológicos solo utilizamos una grabadora, para poner la música.
Los demás elementos usados para transmitir el tema aparte del baile fue la vestimenta y el maquillaje. La vestimenta era inspirada en la utilizada diariamente en la primera mitad del siglo XX. Las mujeres en vestidos o faldas y los hombres en traje. El maquillaje era de rostro gris, con las facciones resaltadas en negro, como si hubiéramos salido de un retrato fotográfico de esos años.
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